«La generosidad que nace del corazón es importante porque todas nuestra acciones están sujetas a la Ley de la cosecha y la siembra, una ley cósmica, de balance, aprendizaje y retribución: «Recuerden esto: «El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará» 2 Corintios 9:6.»
«La generosidad nos hace semejantes a Dios («Sean santos, porque yo soy santo» 1 Pedro 1:16) y hermanos de nuestro prójimo.»
La Biblia nos enseña la importancia del don de la generosidad. Hay una generosidad que es el resultado de las máscaras y las apariencias; pero la generosidad que nace del corazón es la generosidad que se siembra progresivamente, paulatinamente, con constancia y alegría frente a las necesidades de nuestro prójimo: «Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría», 2 Corintios 9:7.
La generosidad que nace del corazón es importante porque todas nuestra acciones están sujetas a la Ley de la cosecha y la siembra, una ley cósmica, de balance, aprendizaje y retribución: «Recuerden esto: «El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará» 2 Corintios 9:6.
Como nos enseña la conversión de Zaqueo, que tocado en el corazón por Jesús, se convierte al Reino de…
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