«Inexorablemente, también nosotros, mañana seremos ese olvido.»

Vamos pisando las hojas embarradas por esa tierra recién llovida, cogidos de la mano tras el féretro de nuestro amado fallecido.Otros familiares también forman el cortejo. Solo el silencio estremecedor y el crujir de las hojas nos acompaña. De soslayo te veo llorar y esos ojos hinchados delatantus horas de llanto desconsolado.
Jamás, ni aún sabiendo que algún día también partiremos, estaremos preparados para la muerte. Cuando finalmente llega el momento del adiós, de esa preciosa vida que ha dejado de existir, un tsunami de emociones nos sume en el más profundo desamparo.
Con nuestras mentes aturdidas, nuestros corazones entumecidos y aún respirando dolor, intentamos agarrarnos a la fe de un paradisiaco más allá para todos.
Y así una vez más, surge la pregunta hecha millones de veces y millones de veces sin responder, ¿qué hay detrás de esos ojos que se cierran?
A partir de ahí, nada lógico…
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