
Hay espacios que espantan
rincones que acarician
caminos sin pisadas
y pasos repetidos
que te llevan, te llevan
a un límite infinito.
El revuelo de un ave
se queda en la mirada
cruza bordando el aire
se va, sin decir nada…
Y se quedan las sombras
bajo los pies errantes,
son huellas que la tierra
reparte en los sembrados
para que nunca cesen
de florecer espigas.
Y procede del agua
como si fuera un beso
engendrado en la brisa,
este llanto, que al paso,
se convierte en océano.
©Julie Sopetrán
Muchas gracias por compartir mi poesía. Mis saludos cordiales. Mi agradecimiento.
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