¡Un jueves de marzo! Comenzó la oscuridad.
Que terrible y triste se ha convertido (sobre)vivir en Venezuela…
Cuando leo relatos como éste o cuando escribo el mío propio, pienso que somos la mayoría de venezolanos los que estamos en esta precaria y paupérrima situación… pero de inmediato recuerdo a los curas españoles (padres agustinos) dónde realicé mi educación primaria y secundaria, quienes siempre nos decían: «mal de muchos, consuelo de tontos»…
Respiro, pienso, agradezco un día más o un día menos… y sigo en «este valle de lágrimas» llamado Venezuela…
Un día jueves del mes de marzo, 7 para ser exactos, comenzó la oscuridad que tanto había temido, se fue la luz por varios días, calor, angustia, miedo, todo junto, desconexión del mundo exterior.
A la falta de comida, agua, gas, se sumó la falta de luz, los conatos de ataques de pánico se hicieron presentes en mí, sobre todo en las noches, mucho calor, el ruido de algunas plantas eléctricas ensordecen, los grillos, todo se siente más, la oscuridad aterra cuando no sabes a qué atenerte, sin información , sin certezas, sin saber que estaba ocurriendo, sobre todo cuando eres una persona que siempre se informa en redes sociales, sabiendo que los medios de comunicación están secuestrados. Al menos pude controlar los ataques de pánico y no necesité de medicamentos, ni salir al hospital. He aprendido a tranquilizarme y sobre todo los que viven conmigo, saben cómo comportarse cuando…
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