Quién sabe dónde
«Ya en los médanos de mi conciencia,
sospecho que la muerte me espera tras ese horizonte,
bien al fondo de ese cielo arrebolado,
donde el sol se va a esconder,
quien sabe donde.»

Quisiera describir pero no se cómo,
aquella belleza que se adivina lejos sobre el horizonte.
Cierro los ojos intentando descubrir que se esconde detrás de esas montañas,
detrás de ese sol que se va yendo,
quien sabe donde.
Si solo una vez más,
tu y yo pudiéramos revivir nuestros momentos,
nuestras memorias,
evocar esos lugares sagrados donde agradecí haberte encontrado.
Aún sabiendo que los planes del hombre son la risa de los dioses,
hicimos planes de querernos hasta la muerte.
Tu y yo, nacidos con un cuarto de siglo de diferencia,
estábamos destinados a amarnos a destiempo.
Y sin embargo, nos aferramos el uno al otro,
como la hiedra al muro.
Ahora se lo que entonces no sabía,
lo que nuestros ilusos pasos auguraban,
que juntos no conoceríamos el final.
Aunque a tu lado, siempre el camino fue algo escarpado,
nunca temí caerme.
Me levantaría como siempre de la cuerda…
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En sus manos

¿Por qué será que en edad de atardecer
duelen tanto las risas del pasado?
¿Y por qué la piel no olvida,
la tibia caricia del amante?
Desiertos de besos,
mis labios se agrietan.
En mi vacío regazo,
cruzados los brazos,
abrazan ausencias.
Aprietan mis manos,
tu adiós que se resiste.
Solo aquel que conoce,
el pesar de una pérdida,
sabe de piedad por el otro.
Cuando la emoción te arrodille,
bajo la vastedad del cielo,
hay un Dios que te contempla,
y atesora tu dolor,
como al sol entre sus manos.
La vida detenida
Asomado a la ventana,
entornaba la mirada
sobre el paisaje de tejados
de aquellas viejas casas,
de gentes que ni conocía,
que ni siquiera sabía,
si todavía vivían,
o murieron hace ya tiempo.
Sentía que esa atonía que le aquejaba,
le venía de fuera hacia adentro,
como si sus días se hubiesen vaciado de contenido,
y su vida se hubiese detenido…
Reflexiones a medianoche
(…)
¿Dónde se ha ido todo lo que hemos tenido?
¿Pero acaso alguna vez, algo de todo eso nos perteneció?
¿O toda nuestra vida entera ha sido una ilusión?

Nostalgías del ayer
despiertan en mi piel.
Me descubro amándote
hasta en el aire que respiro.
Cuánto amor por ti
hay en lo que siento.
¿Por qué duelen tanto
las ausencias?
¿Cómo volver a mirarme
en esos ojos que me amaron?
¿Cómo volver a sentir
el calor de ese abrazo?
¿Cómo volver a besar esos labios
que se fueron?
Que no daría yo
por volver a tenerte.
Qué inmensa es la soledad
del que recuerda
en su mente inundada
del ayer.
Toda una vida detrás
y el lecho eterno de la noche
esperando al otro lado de los años.
Para quienes llevamos la vida detrás,
se sosiegan los días y se duermen las horas.
¿Adónde se han ido todos los que hemos amado?
¿En qué lugar del cielo se guarda todo lo que hemos vivido?
¿Dónde se ha ido todo lo que hemos tenido?
¿Pero acaso alguna vez…
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Gotitas de suerte
(…)
«Más tarde,
cuando ya no queda noche
vendrá la mañana,
trayendo el nuevo día
embrujado por ese sol
en busca de aquellos
que como tu necesitan
ser seducidos para seguir viviendo.»

Olvidadatu prosa
duermeentre sábanas de papel
en cerrados cuadernos.
Impacientela estrofa
apresada entre tus labios,
aleteando entre mariposas
deseosas de volar.
Suplicasbajo la lluvia,
por unas gotitas de buena suerte.
Alzas la mirada
dejando el gesto menguante,
ante la promesa de ese cielo,
que hacia ti no quiere mirar.
Anduviste tu camino,
siempre de prisa,
madrugando la vida,
veloceslas horas
trepidante los días.
mientras los meses y los años volaban.
No diste al fruto tiempo de madurar.
Si tan solo hubieses sabido esperar,
un poco, solo un poco más.
Antes de partir eternamente,
busca aquello que no has encontrado,
eso que siempre te ha faltado
sosiego para buscar.
Más tarde,
cuando ya no queda noche
vendrá lamañana,
trayendoel nuevo día
embrujado por ese sol
en busca de aquellos
quecomo tu necesitan
ser seducidospara…
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Ese olvido que seremos
«Inexorablemente, también nosotros, mañana seremos ese olvido.»

Vamos pisando las hojas embarradas por esa tierra recién llovida, cogidos de la mano tras el féretro de nuestro amado fallecido.Otros familiares también forman el cortejo. Solo el silencio estremecedor y el crujir de las hojas nos acompaña. De soslayo te veo llorar y esos ojos hinchados delatantus horas de llanto desconsolado.
Jamás, ni aún sabiendo que algún día también partiremos, estaremos preparados para la muerte. Cuando finalmente llega el momento del adiós, de esa preciosa vida que ha dejado de existir, un tsunami de emociones nos sume en el más profundo desamparo.
Con nuestras mentes aturdidas, nuestros corazones entumecidos y aún respirando dolor, intentamos agarrarnos a la fe de un paradisiaco más allá para todos.
Y así una vez más, surge la pregunta hecha millones de veces y millones de veces sin responder, ¿qué hay detrás de esos ojos que se cierran?
A partir de ahí, nada lógico…
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