Compañía y apoyo son buenas medicinas para malos momentos. Contar con alguien que nos comprende o que está atravesando nuestro mismo problema, parece dividir nuestra pena. En ese compartir nuestra mirada parece encontrar consuelo y esperanza y nuestra alma un refuerzo para seguir adelante.
«Si algo va mal,
aún podemos imaginar un mundo mejor
y refugiarnos en ese universo inventado
para ti y para mí.
Podemos tendernos las manos,
caminar juntos,
crear las palabras que nos ayuden
a ahuyentar la desdicha.
Podemos tomar el extremo del hilo
que, delgado, suspende
lo que una vez
se llamó esperanza…
Podemos luchar…
no dejar nuestros brazos cruzados.
Repetirnos sin pausa
que todo irá bien».
Practicar el arte de la vida, hacer de la propia vida una “obra de arte” equivale en nuestro mundo moderno líquido a permanecer en un estado de transformación permanente, a redefinirse perpetuamente transformándose (o al menos intentándolo) en alguien distinto del que se ha ido hasta ahora. Esta es mi experiencia después de haber leído tu texto. Felicidades.
Te invito a leer mi más reciente publicación llamada Así conocí a Pablo Escobar… Gabo llega en su momento. Te comparto el link
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