(…)
«Ayúdame amor mío,
dame tu cariño,
muéstrame un camino limpio.
Y quiero que tú me lleves,
en volandas por el río,
y que mi pena se vaya,
tan pronto como ha venido.
Compréndelo tú amor mío.»
Pues esta pena mía
contigo la desahogo.
Mi corazón, casi muerto,
no se repone del todo,
vagabundo por las noches,
lobo solitario,
vítores sin piedad,
sufrimiento elevado
en mi pecho desesperado.
Y no cojo el sueño
y lloro desconsolada,
por eso, yo te lo pido,
ayúdame amor mío.
No me abandones
en este camino,
ya me he perdido
por callejones oscuros.
Dame tu mano,
arrástrame a la salida,
abrázame que tengo frío
y, un miedo atroz,
se ha hecho mi amigo.
Ayúdame amor mío,
dame tu cariño,
muéstrame un camino limpio.
Y quiero que tú me lleves,
en volandas por el río,
y que mi pena se vaya,
tan pronto como ha venido.
Compréndelo tú amor mío.