Ama, con el Amor de Dios
Si te sientes incapaz de amar como Dios te pide pero desearías de todo corazón poder hacerlo: Saca cada día amor de Su manantial, del corazón de Dios.
Amar a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y todas nuestras fuerzas, y amar a los demás como a nosotros mismos (Mateo 22:37-39), esto es lo que nos hace sentir realmente vivos en nuestro interior. ¡Hemos sido creados para llenarnos y manifestar ese amor!
La Oración
El verdadero sentido de la oración es la elevación de la frecuencia vibratoria de nuestra alma que nos pone en armonía con el Creador. Cuando se ora, no se trata de pedir que nuestros deseos y caprichos se realicen, de que la vida sea como hemos decidido que debe ser, sino de elevar nuestra voluntad a unificarse con la suya. Es un acto de alabanza, agradecimiento y aceptación hacia esa fuente de energía que conforma cuanto existe a la que llamamos Dios, por haber sido creados con todos sus atributos que se encuentran latentes en nuestro Ser.
Al orar así, destapamos nuestro poder creativo, ya que nuestro pensamiento es creador y al desear algo pidiéndole a Él que nos lo conceda, nuestro propio poder se pone en marcha y logramos que nuestro pensamiento se haga realidad…
Dios es el Todo
En una ocasión durante un viaje en avión, tuve una conversación con un niño de once años que me sorprendió. Nunca había oído los conceptos tan profundos que esta criatura me comunicó, sobre todo viniendo de alguien tan joven.
Nos encontrábamos atravesando las nubes y en ese entorno empezó a hablarme.
-¿Tú crees en los extraterrestres? – me preguntó
– Bueno, no creo que seamos los únicos habitantes de este universo infinito. Seguramente hay muchos otros seres conscientes que se encuentran en otros planetas que pueden estar mucho más avanzados tecnológicamente que la humanidad de la Tierra y que quizá puedan visitarnos – le respondí
– Pues yo sí creo que existen y que vienen a vernos. Lo que pienso es que quizá dentro de dos mil años nosotros estaremos como ellos. ¿Tú crees que Jesús es Dios? – continuó
– Eso es lo que se dice – dije para no entrar en consideraciones difíciles…
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