Armando Rojas Guardia (1949-2020)
«Hay que decir que, cuando la enfermedad es inevitable y crónica como es mi caso, podemos y debemos apoyarnos en la convicción de que no hay coyuntura o episodio de nuestra vida, por trágicos o desgraciados que parezcan, que no podamos vivirlos en el Espíritu del Dios de Jesús, de acuerdo con él, en sintonía con él. Lo que equivale a afirmar que los podemos vivir con su misma mentalidad, dentro del universo valorativo que él impulsa en nosotros. Esto nos lleva de la mano a buscar otorgarle un sentido existencialmente creador a la enfermedad, superando el trauma y el duelo que representa su constatación ineludible. Sólo así nos es accesible entender las sabias palabras de Albert Camus: «La enfermedad es un convento que tiene su regla, su ascesis, sus silencios y sus inspiraciones»; y recordar la enseñanza del libro de Job: al lado de mi lecho de enfermo, el sol no deja de brillar, los árboles continúan floreciendo y los pájaros siguen cantando. Aún en medio de mi enfermedad, trascendiéndola, la belleza del mundo permanece intacta.»
«Dicen que en el centro del huracán hay un eje de incólume calma. Es lo que siento ahora. En medio del malestar físico y el torbellino anímico Dios me ha concedido mantener una serenidad subyacente, un equilibrio psíquico, imbatible, que constituye un tesoro de la gracia. Sé que estoy en las manos del misterio inefable que llamamos Dios y de su tácita y explícita voluntad. Mi relación con ese misterio es una historia de amor, un antiguo romance. El es para mí lo que ha sido siempre, desde mi remota niñez: el Amado.
Estoy seguro que, pase lo que pase conmigo, no me abandonará. Incluso en la hora de mi muerte podré decir, en virtud de ese amor indefectiblemente leal, «estoy a salvo».»
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Un gran trabajo de recopilación realizado por Silvia C. Navarro digno de ser compartido.
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Trece poemas de Ludovico Silva
SER Y SOLEDAD
La vida es soledad acompañada
que marcha hacia su propio destierro.
Ir a la nada, es algo.
Venir del fondo del ser, es más aún.Ludovico Silva
24 de noviembre 1978.
Poemas del libro Cadáveres de circunstancias(1979).
SENTIDOS
Mis ojos nada saben de estas joyas
conque mi alma ha mirado
la soledad futura del recuerdo.
Mis manos nada saben de estas ramas
conque mi alma ha tocado
la tristeza de ser tan solo un cuerpo.
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Coloquio bajo la palma- Andrés Eloy Blanco
Andrés Eloy Blanco Meaño. Nació en Cumaná, Venezuela, el 6 de agosto de 1896. Fue un poeta, escritor, abogado, humorista y político venezolano, ademas, perteneció a la Generación del 28. Cursó la enseñanza primaria y parte de la media, completando su formación académica en Caracas, graduándose en la Universidad Central de Venezuela, de Doctor en ciencias políticas y sociales. Siendo un adolescente ganó el primer premio en los Juegos florales de Caracas en 1916. Como poeta, sus composiciones tuvieron popularidad. En 1919 publicó su libro de versos El huerto de la Epopeya, y en 1921 el poemario Tierras que me Oyeron. En su obra destaca El alma inquieta; El río de las siete estrellas; El limonero del Señor; El conejo blanco o en El gato verde, La loca luz Caraballo, A un año de tu luz y Canto a los hijos. Al triunfar la Revolución el 18 de octubre de 1945, ocupó el cargo de Presidente de la Asamblea Constituyente (1947), y en 1948 el de Ministro de Relaciones Exteriores en el gobierno constitucional de Rómulo Gallegos. Tras el golpe de estado de la Junta Militar en contra del gobierno de Gallegos, en 1948, se exilió en México, donde murió en un accidente automovilístico el 21 de mayo de 1955.
(…)
«Trabajo es lo que hay que dar
y su valor al trabajo
y al que trabaja en la fábrica
y al que trabaja en el campo,
y al que trabaja en la mina
y al que trabaja en el barco,
lo que hay que dar es todo,
luz y sangre, voz y manos,
y la paz y la alegría
que han de tener aquí abajo,
que para las de allá arriba,
no hay que apurarse tanto,
si ha de ser disposición
de Dios para el hombre honrado
darle tierra al darlo a luz,
darle luz al enterrarlo.»
(…)
fragmento de «Coloquio bajo la palma» de Andrés Eloy BlancoFUENTE: https://vomiteunconejito.wordpress.com/2019/05/21/coloquio-bajo-la-palma-andres-eloy-blanco/
Lo que hay que ser es mejor,
y no decir que se es bueno,
ni que se es malo,
lo que hay que hacer es amar
lo libre en el ser humano,
lo que hay que hacer es saber,
alumbrarse ojos y manos
y corazón y cabeza
y después, ir alumbrando.
Lo que hay que hacer es dar más
sin decir lo que se ha dado,
lo que hay que dar es un modo
de no tener demasiado
y un modo de que otros tengan
su modo de tener algo,
Trabajo es lo que hay que dar
y su valor al trabajo
y al que trabaja en la fábrica
y al que trabaja en el campo,
y al que trabaja en la mina
y al que trabaja en el barco,
lo que hay que dar es todo,
luz y sangre, voz y manos,
y la paz y la alegría
que…
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